sábado, 20 de octubre de 2007

Viernes 19 de octubre de 2007: Nuevo Horizonte, sede c

Llegué al colegio faltando veinte para las tres y me dejaron entrar inmediatamente, por primera vez no me preguntaron quién era. Fui por los niños de mi grupo, detectives de la comunicación, y como siempre tuve inconvenientes. En aceleración, que es el curso de Daisy y Wilmer, estaban en clase de sexualidad, se supone que es los jueves, pero cuando no pueden trabajar ese día por alguna razón, van los viernes y yo no puedo sacar a los niños. Esta vez la profesora dejó que Daisy saliera, pero Willmer se quedó. Con él sólo he tenido una sesión, el día que me presenté, lo que significa que no ha estado en el proceso.

Genaldo estaba presentando un examen y por supuesto no podía salirse del salón, cualquier otro día habría estado bien, habría podido unirse al grupo después del recreo, el problema es que esta sesión en particular fue muy corta, como no había agua, decidieron dejar ir a los niños a sus casas a las 3:30, por esto no pude trabajar con Genaldo.

Daisy y yo fuimos por la última integrante del grupo, Maryuri, que salió en el momento que nos vio, y fuimos a trabajar en la oficina del coordinador, Orlando Patiño. La idea era que los niños ubicaran en un mapa algunos problemas específicos, porque ya habían hecho el ejercicio de hacer un mapa del colegio y ubicar a los actores más importantes.

Las niñas estaban muy dispersas porque sabían que ya casi era hora de irse, sobre todo Daisy, y yo estaba impaciente porque tenía poco tiempo. Ellas empezaron a pintar su colegio y a hablar conmigo y entre ellas. Los dibujos eran muy similares, cuando le dije a Daisy que ubicara dónde estaban los problemas de comunicación no supo que hacer entonces tratamos de hacer algo más informal. Me puse a jugar triqui con ella y a hablar del colegio, lo cual resultó ser muy efectivo.

Le pregunté por sus clases y me dijo que la única que no le gustaba era la clase de sexualidad y que no le ponía cuidado, que cada vez que algo en clase no le interesaba se ponía a jugar triqui, pero que nunca le decía a la profesora si algo le parecía aburrido o si tenía una idea para alguna clase. En teoría los niños pueden ayudar a construir el proyecto pedagógico, para esto cuentan con figuras como el representante del curso y el personero, pero no parecen ser consientes de que existen, mucho menos cómo usarlas.

Cuando le pregunté a Daisy sí sabía qué era el personero, me dijo que ella tenía un cargo de esos pero que no sabía cual, que la llevaban a reuniones en la sede A, donde hablaban de cosas que no le interesaban o que no entendían. “Yo no sé que soy, la coordinadora me dijo que era algo, ¿Qué era?” dice, “hablan y hablan y no hacen nada interesante”. “Es a quejarse” dice Maryuri.

Daisy también me contó que no tiene muchos amigos, sólo es amiga de la gente de su curso excepto por algunas niñas que le caen mal. “No soy amiga de Paula y Alexia porque son interesadas, sólo están conmigo cuando tengo plata”. “Si eso es verdad” dice su compañera. Con esta sesión aprendí más cosas sobre las relaciones de los niños, antes el grupo sólo había hablado de las paleas, pero ahora están viendo otras cosas que les disgustan.

Cada vez que Daisy me contaba algo yo le pedía que lo pusiera en el mapa, al final no le gustó escribir en el dibujo, por eso le dije a Maryuri que podía escribir en una hoja aparte. Puso que su mamá le había dicho que el colegio se iba a caer y que no le gustaban las puertas. Si hubiéramos tenido más tiempo, habría seguido escribiendo.

Cuando estábamos dibujando por alguna razón Maryuri me dijo que el papá le caía muy mal, no sé porque, los niños a veces me cuentan cosas sin que yo se las pregunte y me lo cuentan de forma muy casual, como si estuvieran hablando del clima. Maryuri me preguntó si podía dibujar a su papá, yo le dije que sí y que por qué no escribía como eran sus papás con el colegio. Como estamos muy apurados y tuvieron que irse de afán no alcancé a leer lo que había escrito hasta después. Nos fuimos muy de repente, porque los otros niños habían salido hacía media hora y todos los grupos habían terminado, me dieron lo que habían hecho y se fueron.

Los compañeros Maryuri me habían dicho que ella no escribía bien, pero llenó toda la página de todas las razones por las que le caía mal el papá. Empezó por lo que yo le había pedido, que era la relación entre sus papás y el colegio. Dijo que su papá no le ayudaba a hacer las tareas, ni iba a las reuniones, pero después empieza a hablar de temas más personales, sobre la situación de su casa. Habla de cómo su papá tiene otra hija a la que le compra cosas, pero que a Maryuri y a su hermana no les compra nada y habla de que la trata a ella, a su hermana y a su mamá.

Es la primera vez que un alumno expresa la situación que vive en su casa. Orlando ya me había contado que era muy difícil, pero es distinto oírlo de los niños. Daisy también me dijo que su papá le caía mal y que a ella nadie le ayudaba con las tareas, que todo lo hacía sola. Ahí están las constantes quejas de las profesoras, que afirman que los padres no están involucrados en la vida escolar de sus hijos. Creo que Maryuri tiene una historia que contar y lo está haciendo con relativa facilidad, sería un buen ejercicio que escribiera lo que quiere decir sobre su papá para el periódico en una forma que sea positiva para ella y le permita lidiar con su resentimiento.

Una vez Daisy terminó de escribir los problemas que veía en el colegio, le pregunté quién era la persona más importante y ella me contestó que la coordinadora. Le pedí, entonces, que escribiera qué cosas le gustaría preguntarle a la coordinadora. Lo primero que dijo es algo ya le había oído antes a los profesores “¿por qué no trae las cosas que pasan en los otros colegios?”, no alcanzó a escribir más preguntas porque tuvimos que irnos, las niñas quedaron de hacerlas en la casa.

1 comentario:

eduardo dijo...

Creo que das un buen tono a este diálogo. Alli está la escuela y nuestro simple papel: escuchar, dialogar, hacer fluir. El diagnóstico encuentra en el relato una forma maravillosa. creo que encuentro un camino interesante para un reto que planeo proponerles el lunes.
Hay que narrar, narrar, narrar-se